para ir poniendo en marcha
Este texto lo encontré en un diario de Puerto Rico. De todas formas es perfectamente aplicable a cualquiera de nuestras ciudades. Propone algunas pautas aseguir con urgencia.
Podemos hacer mucho en Puerto Rico para prepararnos – pero tenemos que empezar ya–. Hay que comenzar a deconstruir la manera en que adquirimos alimento y agua para nuestras comunidades. Lo que comiste hoy viajó un promedio de 2500 millas para llegar a tu plato. Eso es un disparate para un país tropical donde crece casi todo. Cuando la gasolina esté a $5 el litro uno no va a poder darse el lujo de comprar a los precios de supermercado. Es más, el producto de la montaña no se va a poder ser transportar más allá del pueblo más cercano. Por lo tanto, es fundamental comenzar a pensar en alimentarnos en términos de comunidad – no de municipio, sino de barrio–. Tenemos que comenzar a generar jardines de alimentos por toda la isla, pero para consumo bien local en comunidades autosostenibles.
Nuestras zonas metropolitanas son las que necesitan con más urgencia una planificación agresiva dirigida a generar la autosuficiencia comunitaria de alimentos, para evitar la desesperación que inevitablemente surgirá si la gente se encuentra con hambre y sin recursos. La era del petróleo barato propició la construcción de urbanizaciones y condominios que nunca fueron concebidos como sitios para la siembra de alimentos. Vamos a tener cientos de miles de personas, que si no actuamos desde ahora para prepararlos, se verán obligados a robar para sobrevivir. Por lo tanto, es indispensable desde ahora fomentar la jardinería urbana – hay que planificar para que todos los terrenos metropolitanos disponibles se puedan rápidamente convertir en áreas de siembra y de crianza de animales para las comunidades. Cada residencial público y urbanización debe ir planificando su huerto comunal, recibiendo instrucción en cuanto a cómo preparar la tierra y cómo sembrar y criar. Como dije en la pasada columna, habrá que aprovechar cada patio, cada techo, cada solar baldío y cada balcón disponible. Esto es crítico. Los alcaldes tienen sólo un par de años para generar 1 millón de jardineros orgánicos.
Tenemos que aprender cómo enriquecer la tierra para que produzca. El gobierno tiene que comenzar a darle prioridad número uno a la educación agronómica del pueblo. El Colegio de Mayagüez, el Departamento de Agricultura y el Colegio de Agrónomos deben comenzar campañas agresivas de educación pública en permacultura y jardinería orgánica. Hay que ir creando en la mente de todas las personas la idea de que toda familia puede alimentarse más económicamente si cada una comienza a sembrar y a criar lo que sea y luego se unen como comunidad para intercambiar. Si cada familia tiene un par de ponedoras o de conejos y siembra verduras y entre la comunidad comparten unas cuantas vacas y cabritas, nadie tiene que pasar hambre.
La necesidad de sembrar alimentos se hará notar muy pronto en el mundo corporativo. Anticipo que las secciones de jardinería de K-Mart, Walmart, Home Depot y Sears dentro de pronto serán ampliadas para acomodar la demanda. Los jardincentros sustituirán todas esas flores que no se pueden comer y que nadie se molestará en comprar, por secciones enormes de plantas frutales, semillas y plantas medicinales. Comenzarán a proliferar los agrocentros, vendiendo todo tipo de animal de crianza.
El Departamento de Educación debe comenzar a dar clases en agronomía y permacultura desde kínder, poniendo a los niños de todas las edades a hacer composta y a mantener un enorme huerto escolar y una crianza de ponedoras, de donde se obtengan los alimentos frescos para la cafetería del plantel y se hagan competencias municipales a ver quién tiene el huerto escolar más productivo. ¿Quién va a dar las clases? Todos esos viejos agricultores que hasta ahora hemos menospreciado. Tenemos una enorme tarea educativa por delante y muy poco tiempo.
Todo el mundo a sembrar y a criar.
articulo completo: La crisis alimentaria mundial que se avecina
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